En un día sólo he mejorado un poquito la lista.
Desde luego que el último obsequio es para un mundo distinto: el de Abel.
Los otros cuatro debo cumplirlos antes de 26 días, eso, o menos. Es que él dice que no van a hacer nada hasta que ya no haya un momento más para encontrar algún otro, digamos, donador.
Por el momento, la cosa más sencilla es entregar mi ropa y otras cositas a alguien que los necesite. Como es algo que no requiere conocer demasiado al individuo en cuestión, dejaré ese regalo para un desconocido. Con la forma en que está el mundo no me costará encontrar alguien a quién le sirvan. Quzá hay mejores formas de hacer esto, pero yo no tengo ni tiempo ni ganas para buscarlas, sólo... Esto es lo que tengo así que esto haré.
Ayer estuve tratando de ordenar lo que entregaré.
Viendo mis cosas... no me ha ido tan mal. No tuve padres y eso, pero tengo todo lo necesario para vivir. Tengo cosas que ya no necesito, y lo más increíble es que recuerdo el origen de la mayoría con cierto cariño.
Hasta me da lástima desprenderme de algunas, por lo que me recuerdan. Todo el joyero, por ejemplo. El “joyero” es una caja bonita, donde guardo adornos y bisutería que hicimos en el orfanato o en la escuela; cosas mías y regalos de Vilma, Clyde y Rosa. También contiene algunos recuerdos de las fiestas... Tesoros que no uso nunca pero que son importantes para mí. Quizás al final no voy a ser capaz de regalarlo. Pero, por el momento, está en el paquete.
No había hecho un inventario de mis cosas, ni siquiera porque me he mudado dos veces seguidas: al empezar el semestre y hace unos días cuando me vine a lo de Vilma.
Abel no dejaba de preguntar por algunas prendas, no sabía lo que es una bufanda, por ejemplo.
Hay mucho que no sabe del mundo al que yo debo llamar hogar. Esta mañana me dijo que ver todas mis cosas le da una idea de como es... y se me ocurrió que debería darle un recorrido guiado. O sólo un recorrido, si me da pereza hacer de guía.
Igual debería ir a la universidad mañana. A veces no voy, pero si me paso todo el mes comportándome como si no me importara mi futuro, Vilma sospechará. Mínimo me obligará a ver un médico.
Para no enredar más todo y para que Abel vea un poco mi mundo, iré a clases mañana, que al fin de cuentas casi ni tengo clases.
Será divertido. O eso espero.
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