miércoles, 10 de abril de 2013

Mi mejor amiga decidió sacrificar su vida por un mundo paralelo raro.

Me dijo la verdad cuando ya no había tiempo ni para convencerla de negarse, ni para organizar una fiesta de despedida.

Conocí el mundo raro. Me gusta, y supongo que ahora puedo admitir que si se va a morir por algo, salvar a un mundo así es una buena razón.


Todavía pienso que ella fue una egoísta por decidir eso y ni siquiera contarnos. Pero también es una buena chica.

Estoy enojado con ella. Por lo que perdí, pero sobre todo por haber tenido que enterarme al último.
Además, ¡nunca se le ocurrió que yo podría hacerlo en lugar de ella! Gracias por descartarme como espíritu libre, “amiga”.

Claro que tarde o temprano tendré que perdonarla. Pero hasta entonces, hará mi tarea todos los días, más que nada porque estoy endemoniadamente cansado.

En parte, comprendo que quisiera morirse. Esto de andar por la vida a medio vapor apesta. Ya lo sé y apenas es mi primer día. Comprendo que ella estuviera harta.
También sé porque no quería que el mundo raro se quedara sin Protector. Eso, y por qué Vilma le dice así: es de cariño y se me contagió la frasecita.

Conocí a Bianca, que es una persona digna de un mundo raro. Para empezar, es bruja. Luego está lo sobreprotectora y eso... Ya sé, ya sé, Prudence es sobreprotectora, pero esto es diferente. ¡Dice que es su trabajo!

Bianca, la bruja, estaba haciendo el conjuro o lo que sea que iba a matar a Jenny para curar a su amigo.

Y ahí fue donde no pude resistir la tentación. Ya, eso fue tener un concepto demasiado bueno de mí mismo, pero, ¡tenía razón! El punto es que le dije que yo podía hacerlo, que yo era eso que solía ser Jenny, lo dije así porque las palabras exactas se me escaparon en ese momento.

La bruja me quedó mirando como a un proyecto de ciencias que demora en dar resultados. Como para morirme del susto.

Pero al final se sonrió que era una ternura. Dijo que si usaba el mismo "lazo", no tendría que esperar para hacer el proceso. Y todos nos quedamos con cara de no tener idea.

También dijo que podía ser bueno para Jenny, estar en medio de la transferencia. Y se puso a trabajar en ello de inmediato.

Yo esperaba algo de lo más místico, pero sólo me puso un cordelito, y luego de eso ya pude ver la dichosa cadena que tenía Jenny. Con razón caminaban como de la mano, si es que tenía como 5 centímetros.

Luego dijo unas palabras en un idioma raro. Ahora que lo pienso, eso seguro significa que ese es el idioma del mundo raro. Y luego me entró una pereza espantosa y ella dijo que se me pasaría en unas horas.

Dijo que yo era un buen hermano, que había sido un “bueno” que tomara el lugar de Jenny. Y no me dieron ganas de decirle que no somos hermanos, porque, para empezar, si nos criamos juntos y, para seguir, a ella que le importa.

Después nos trajeron de regreso, Abel no se miraba más sano ni enérgico que antes. Como sea, yo nunca lo vi enfermo.

Y a mí si que se me nota que estoy agotado. ¡La tal Bianca me mintió! Aunque sí estoy menos cansado que ayer.

Jenny dice que uno se acostumbra. Pero también estuvo disculpándose por haberme complicado la vida. Bueno, eso lo decidí yo solito, no veo porque se disculpa, pero lo que si saqué en claro es que esto es para lamentarse.

Sólo que... aún así lo prefiero.

Eso de andar de duelo hubiera sido peor. Y si ella ha vivido así todo este tiempo, ¿por que no voy a poder hacerlo también?

En mi caso, hay una pequeña ventaja: Prudence estará encantada de no tener que pasar vergüenzas en las fiestas de su familia, aunque supongo que a la larga entenderá que es triste.
Me pregunto si aún así me va a querer. ¿Qué tal si no? Bueno, ya se verá.


A ver si podemos dejar este asunto en el pasado. Y a ver si van buscándole sucesor al tal Abel, porque la próxima vez que se enferme, conmigo que no cuenten.

Ni con Jen, si llega a entender que su vida también tiene importancia.


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