martes, 9 de abril de 2013

¡Si vino!

Está triste, y no me refiero a cuando anda preocupado y tiene cara triste, ni a su expresión de decepción cuando no se sale con la suya. No, está deprimido, destrozado. Y es mi culpa.

¡Pero vino!


Me miró con enojo cuando abrí la puerta. Y le cuesta mirarme mucho rato. Pero va a acompañarnos a Hogar. Yo entiendo el esfuerzo que está haciendo. De verdad, lo entiendo.

Ojalá no tuviera que hacer esto por mí.

Lo amo más cuando es valiente, y por eso mismo, me duele más saber que le estoy complicando la vida.


Bien. Debo irme.

Es todo. Los resultados sólo pueden ser buenos... para Abel y su mundo, quiero decir. Yo no podré contar nada más, pero Vilma prometió escribir el final. Espero que lo haga. Tal vez no viene enojada o deprimida y se le olvida que hizo una promesa.


Me pregunto que hay después. Si es que hay algo.

Tiene que haber algo.


Clyde acaba de venir a revolverme el pelo, y me espantó porque estoy algo alterada. Muy alterada.


Ahora sí. Ya nos vamos.

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