¡Si vino!
Está triste, y no me refiero a cuando anda preocupado y tiene cara triste, ni a su expresión de decepción cuando no se sale con la suya. No, está deprimido, destrozado. Y es mi culpa.
¡Pero vino!
Me miró con enojo cuando abrí la puerta. Y le cuesta mirarme mucho rato. Pero va a acompañarnos a Hogar. Yo entiendo el esfuerzo que está haciendo. De verdad, lo entiendo.
Ojalá no tuviera que hacer esto por mí.
Lo amo más cuando es valiente, y por eso mismo, me duele más saber que le estoy complicando la vida.
Bien. Debo irme.
Es todo. Los resultados sólo pueden ser buenos... para Abel y su mundo, quiero decir. Yo no podré contar nada más, pero Vilma prometió escribir el final. Espero que lo haga. Tal vez no viene enojada o deprimida y se le olvida que hizo una promesa.
Me pregunto que hay después. Si es que hay algo.
Tiene que haber algo.
Clyde acaba de venir a revolverme el pelo, y me espantó porque estoy algo alterada. Muy alterada.
Ahora sí. Ya nos vamos.
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